domingo, 10 de mayo de 2009

CARTAS DESDE MI CELDA II

Querida Petunia Apasionada:

Uff el otro día casi me pillan...menos mal que tantos años de experiencia han desarrollado en mí un sexto sentido capaz de sentir en un radio de 1069,6969696969 m el sesapil de cualquier ser viviente (o no), y creanme, el ser que se acercaba tenía muuuuucho sesapil...oosisisiisisisisisisissi
Estos días no han estado mal...aunque por una extraña razón, cuando dan las 2 de la mañana, mis musculosos captores se ponen a cantar canciones de disney y de diversos musicales durante 1 hora, hasta que una voz de ultratumba dice que avisará al capitán Prince si no se cayan...Así que ahora estoy aprovechando que están ensayando para esta noche para contestar, por fin, a tu duda...

Ya veo que te sientes abrumada por la pérdida de tu palmera phoenix dactylifera, la cual es famosa por su enoooooorme grosor y por su tronco rugoso. Sabiendo las características de dicha palmera y que has vivido en directo su crecimiento, comprendo tu desdicha. Pero amiga mía, ya has comprobado que la hiedra es una de las mejores plantas consoladoras que existen. Poco a poco irás descubriendo que un tronco grueso y rugoso no siempre es lo mejor, y que la hiedra te ofrece más jugueteo, más flexibilidad e incluso podrás jugar con ella a distancia. Así que en esta ocasión la juguetona gana a la gruesa. En cuanto a tu variedad de pez, el cual es conocido por su preciosa aleta (te diré como curiosidad que el tamaño de su aparato reproductor en estado inactivo, es como la mitad del tamaño del susodicho pez...pero vamos, seguro que de eso no te has dado cuenta...) quizá se encuentre algo agotado. Según me has contado, su actividad es continúa y no para de jugar contigo, pero es él el que toma la iniciativa y no tú. Además con toda probabilidad te habrá visto jugar con tu nueva hiedra y eso le entristece, sintiéndose angustiado, como si se hubiera equivocado de ruta en un bosque. Querida amiga mía, a veces (y solo a veces) no puedes recibir tu sola sin dar nada a cambio. Además, en raras ocasiones, algunos seres prefieren otro tipo de actividades (como caricias y cursiladas de ese tipo...) de las que yo no comprendo bien.

Así que resumiendo te diré un par de consejos: A tu querido pez hablale con ternura y acariciale la aleta aguantando tus instintos salvajes (te aseguro que es dificil..) ya que te conviene mantenerlo contento porque tienes un tesoro bien grande en casa. Mientras tanto, y asegurándote ante todo de que el pez no se entera, disfruta de la hiedra tooddoo lo que puedas, ya que este tipo de especie no entiende de cursiladas y va DERECHO AL GRANO. Así que despeinate [haz caso a tu sabia prima Anónimo(curioso nombre...)].

Saludos de mis partes: Dra. di Forbole

Pd. cuando pueda mandaré nuevas noticias desde mi suite...

No hay comentarios:

Publicar un comentario